sábado, 12 de agosto de 2023

80. Londres


 Mis mejores amigos acabaron viviendo en el mismo edificio separados por una planta.
    A Yani le ascendieron de recepcionista a jefe de recepción. Se encargaría de organizar los turnos de sus compañeros y de garantizar a los clientes una estancia agradable en el hotel. El cambio de cargo y la posibilidad de promoción en la cadena hotelera para la que trabaja fue un determinante para que Siem se mudara a vivir a Londres. El primer año trabajó en un colegio de Windsor, el siguiente consiguió la plaza que un profesor dejaba vacante al jubilarse en la University College London.

    Intervino el azar o la vida, que cambia cuando menos se espera, pero en ese mismo periodo de adaptación al nuevo entorno, la Folkloric Band firmó un contrato de cinco años con una discográfica londinense y Maas puso rumbo a Reino Unido. Diantha, que nunca antes había apostado tanto por una relación, abandonó la estabilidad laboral que tenía en Ámsterdam por otra incierta, para seguir a su novio, que la recibió con los brazos abiertos.
    Seis meses después de dar a luz, entró a trabajar en un laboratorio farmacéutico en la que ya es parte de la plantilla indefinida.
    
    Maas no quería ser padre a corto plazo, ni siquiera se planteaba serlo a largo plazo. Su carrera musical era lo más importante para él y evitaba distracciones. Diantha quería experimentar los cambios hormonales y físicos que se producen durante el embarazo y cuando Siem y Yani tomaron la decisión de volver a intentar ser padres y lo comentaron en una comida, como años atrás, Diantha se ofreció a prestarle su vientre. Salvados los escollos legales y los interminables trámites, una mañana de octubre, Berend, mi ahijado, lloraba al percibir la luz con la piel erizada por el cambio de temperatura. Desde ese día casi han pasado tres años.
    
    Me quedé sola en Ámsterdam. Jenkin no supuso un punto de apoyo. Nos veíamos en el apartamento alquilado y en un par de ocasiones volvimos a la casita de Leeuwarden. Nunca le exigí que se divorciara de Antje, pero le pedí que si no pensaba hacerlo, continuáramos con nuestras vidas por separado. Él ya tenía una familia, pero yo estaba perdiendo la posibilidad de tener la mía, aunque fuera ajena a él. Cada vez que viajaba a Londres y compartía con Siem y Yani momentos con Berend, se me removía algo por dentro. No ansiaba ser madre, anhelaba tener una relación normal y que Jenkin dejara de ocultarme. Prefería estar sola y vivir, que malvivir mal acompañada. Aún así me sacrifiqué una vez más y me mantuve a su lado. Le amaba.


NOTAS DE INTERÉS

Windsor: ciudad pequeña del condado de Berkshire a unos treinta y cuatro kilómetros del centro de Londres, conocida por el castillo que lleva su mismo nombre. 

University College Londres (UIC): universidad pública. La tercera más antigua después de Oxford y Cambridge. 


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