domingo, 18 de abril de 2021

17.- Instantáneas


S    Las
    Las fotos que extraje del sobre me espeluznaron. El vello se me erizó mientras un escalofrío recorrió los hombros y cervicales coloreando mis uñas de un morado lúgubre. Me arrepentí al instante de no haberlas destruido en el interior del envoltorio envenenado.

    Las tres instantáneas estaban fechadas en el reverso con caligrafía desconocida. El notario Huub Van Heley escribía con abundantes ondulaciones que imitaban el movimiento de las olas del mar alargando las sílabas hasta más allá del infinito. Su esposa, Godelieve de Vries ostentaba un estilo rococó con trazo tan firme como el agrio carácter que aseveraba.  Quién datara las imágenes había empleado el castellano con grafía pequeña y clara. Al deslizar el dedo por encima de la letra una extraña sensación me abrumó. Noté una inexplicable conexión entre esa persona y yo. El corazón se resintió acelerando el bombeo de sangra. Abrí la ventana para respirar las ráfagas de aire húmedo que inundó la habitación y me apoyé sobre el escritorio hasta que los pulmones reiniciaron su actividad con normalidad y las pulsaciones se regularizaron.

        Diciembre de 1990. Una niña con la melena larga hasta los hombros y ojos verdes sentada sobre las rodillas de una mujer joven que la rodeaba por la cintura con un brazo y con quien guarda gran parecido, mira a cámara con desparpajo. Acuclillado, delante de ambas, un hombre besa la mano de la pequeña abnegado de ternura.

        Junio de 2006. Una pareja de recién casados posa delante de una fuente redonda tallada en mármol. La novia lleva un vestido de tirantes con corpiño entallado unido a una falda voluminosa. El cabello recogido en un moño y sobre el mismo, un velo con hojas blancas bordadas. El novio, o recién marido, sonríe inseguro, alto y delgado, con mirada celeste tras una gafas de pasta negras. Lleva puesto un traje oscuro con chaleco gris de seda.

        Mayo de 2016. La misma chica de antes, diez años más tarde, casándose otra vez con un sencillo vestido marfil, menos pomposo que el anterior, del brazo de un anciano que se mantiene erguido pese a los años que parece atesorar.

        En diciembre de 1990 tenía cuatro años e inicié la Basisschool en el St. Liselot Katholieke College. En junio de 2006 cursaba segundo de filología hispánica en la universidad y en mayo de 2016 estaba en el convento.
        No tengo la habilidad de la bilocación. No puedo estar en dos lugares distintos al mismo tiempo e interáctuar como si estuviera solo en uno. Los Van Heley me ocultaron y me privaron de una parte de mi vida.
    La niña,  la adolescente y la mujer de las fotografías eran idénticas a mí.


 

2 comentarios:

  1. ¿Por qué nunca me has contado estas cosas?
    Tu vida es una caja de sorpresas.

    Un beso.

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  2. Antes de contarlas, tenía que asumirlas.
    Lo he hecho.

    Un beso.
    Sancha.

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